jueves, 29 de diciembre de 2011

Glorioso cielo infinito

El cielo, pintado de azul profundo
fue testigo omnisciente
de la maldad con la que tu corazón
rompió mi sonrisa y destruyó mi amor.

Cayó mi alma y surgieron las lágrimas.
Gotas de rocío, de mis ojos se desprendieron
para convertirse en gotas de vida
que se evaporaron para llegar al cielo.

Donde en nubes victoriosas se transformaron.
Llevan consigo el honor de una batalla,
el dolor de un adiós
y el feliz regreso del amor.

Ya es verano y el fervoroso sol
resplandece en el glorioso cielo infinito.
Las aves despliegan sus alas,
saboreando la libertad y la cálida esperanza.

Antonella Duarte

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