viernes, 10 de diciembre de 2010

Una pócima para despertar

De tanto pensar siempre llego a la misma conclusión
hay algo en mí que está mal.
Lloro en soledad sin razón, una costumbre.
Saboreo mis lágrimas como si fuesen una pócima para despertar.

Ya reconozco su sabor.
Saboreo mis lágrimas como si fuesen la sangre del alma.
Mi rostro es como una tierra fértil,
donde llueve muy seguido y sin predicción.

Lloro en soledad sin razón, una costumbre.
De noche, sentada y con una canción de fondo
la que me trae los recuerdos necesarios para largar el llanto,
y la que permite que nadie escuche mi llanto reprimido.

Es ahí donde toda mi humanidad culmina,
donde muestro mi fragilidad, donde quedo al descubierto.
Es ahí donde veo lo desorganizado que está mi interior.
Es ahí donde trato de buscar una solución.

De tanto pensar siempre llego a la misma conclusión
hay algo en mí que está mal.
Lloro en soledad sin razón, una costumbre.
Saboreo mis lágrimas como si fuesen una pócima para despertar.

Antonella Duarte.

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