domingo, 12 de septiembre de 2010

Una muerte anunciada

Me ahogo en medio de este aguacero,
y no hay nadie que me rescate.
Ya se apagaron tus dos luceros
que perdí en este combate.

Una tormenta se asoma,
y mi espirítu débil cae derrotado.
Este abatimiento es síntoma,
de que tu amor me ha condenado.

Y por más que intente,
no logro levantarme.
Soy arrastrada por esta corriente,
que lo único que hace es destrozarme.

Y muere mi alma,
ahogada en este diluvio.
Dejando su naturaleza intacta,
la que alguna vez tuvo.

Antonella Duarte



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